domingo

Aprendiendo (II)

Desde hace más de 10 años hay un extraño sentimiento en mí que me lleva a querer “enseñarle” al mundo una particular forma de ver la vida. Una forma tan maleable y solemne, que se puede denominar como algo sin forma, sin muros, sin reglas… pero con sentimientos.
Después de esos primeros impulsos, llegó a mi vida Amelié Poulain, una joven que tras encontrar una vieja caja de hojalata llena de juguetes y viejos recuerdos se propuso intentar conseguir hacer a la gente más feliz. Tal vez la felicidad esté detrás del conocimiento como opinan muchos, pero seguramente que lo primero que debemos conocer es a nosotros mismos.
De igual forma que enfermamos cuando un virus invade nuestro cuerpo y necesitamos una respuesta inmediata de nuestro sistema inmunitario, también enfermamos cuando un “mal pensamiento” entra en nuestra cabeza y no conseguimos encontrarle una respuesta que satisfaga nuestra necesidad de control sobre aquello que nos atormenta. Y tal vez, de esas pequeñas enfermedades es de donde sacamos nuestra madurez y nuestro aprendizaje. Ahora solo falta saber si para eso se necesita o no de la presencia de un “guía”, “maestro”, “consejero”… llámalo como quieras.
Y es algo evidente, afirmar que un mal visible es tan importante como aquellos males que no se ven, y éstos al ser “invisibles” se nos muestran como mucho más graves y difíciles de resolver… tal vez solo debamos buscar en nuestro interior la medicina apropiada.
Algunos estudios defienden que España es uno de los países con menor índice de consultas psicológicas o psicopatológicas… siendo en nuestro caso más usual la consulta de estos especialistas cuando se trata de casos severos. Algunos autores, de menor calibre pero no de menor personalidad, afirmaron que la causa de este índice tan bajo por el cual los españolitos no acudimos a los psicólogos para consultas generalistas, está en que en España usamos más ese factor que se llama “Amistad”. ¿Vamos menos al psicólogo porque tenemos amigos? En el fondo, seguimos juntándonos en bares y cafeterías con el pretexto de charlar con los amigos, cotillear y publicar nuestros problemas diarios para así conseguir minimizarlos… Y, personalmente, creo que es una fórmula estupenda para aprender esa asignatura de vivir, con las experiencias, problemas, soluciones y dudas de los demás. Seguimos haciéndonos ricos… sin necesidad de pagar para ello!







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