domingo

En cuántas palabras se termina el atardecer?

Hola!

… Toc! Toc! Se puede?...

Se puede, y se debe (llegar antes)

Sé que llevo mucho sin hablar contigo, que siempre digo que te voy a escribir, que te llamaré un día de estos, y al final, no lo hago. Ves? Van pasando los días, y parece que nada ha cambiado, pero… mírate, seguro que tienes arruguitas nuevas que yo no he visto nacer.

Me gustaría escribir uno de esos “¿Qué tal?” que no parezca de esos de todos los días, sino uno que llevase un guiño y casi te acariciase el hombro para darte ese apoyo incluso antes de que contestases. Siempre te encantó esa sensación cuando te agarraba el hombro…

Sé que tus pequeños paraísos se te desmoronan entre tus manos, y que muchas veces no te ves capaz de resolver ese entramado de lanas que no te dejan seguir, pero tienes que saber que lo vas a hacer. Y lo vas a hacer porque te he visto mil veces resolver revoltijos mucho más enredados que este, y sé con total seguridad, que sabes hacerlo y tienes las herramientas a mano. Siempre muy dentro.

Nos refugiamos pensando que nos queda siempre un cobijo donde resguardarnos mientras dure la tormenta. Un cobijo… pero se acaban. Llega un momento en el que no hay más sitios donde podamos darle esquinazo a una gran tormenta. Tal vez las primeras lluvias fueron destruyéndolos, como derritiéndolos y desdibujando su protección, o tal vez pudiera ser que simplemente se han gastado y ya no pueden ser útiles por más tiempo. Sea como fuere, debes saber que has de afrontar la tormenta sin poder interponer nada entre tu y el agua, debes estar dispuesta a ofrecer tu cuerpo desnudo ante un huracán sin escudarte nunca mas. Abre, rasga, raja, quita la coraza a ese corazón y déjale que sienta mucho más intenso cada segundo de su vida, que sienta hasta creer agonizar, que se sienta explotar y casi enloquecer con tan solo el viento al rozar su piel.

Va a ser duro pequeña, pero tienes que poder, vale? Vamos a poder.

También sé que sigues pensando que nadie te entiende, que nadie se puede hacer una idea de lo que estás viviendo… ay, pequeña! ¿Y tú entiendes a los demás? ¿Tú sabes lo que están viviendo los demás en su piel? ¿en sus vidas?... No lo sabes, verdad? Evidentemente, nadie podrá saber como te sientes tú. Ni tú podrás saber verdaderamente como se sienten ellos. Cada persona siente su latido del corazón de un modo diferente, todos tenemos nuestro propio latido y nadie sabrá con plena exactitud como puede estar sintiendo otra persona. Tan solo es parecido…

Bueno, da igual… tampoco quería escribirte para soltarte la chapa (aunque te la mereces, eh?) Yo…te escribía con una intención concreta, pero ahora no sé como decirlo por más vueltas que le doy… vamos que… te echo de menos. Mucho.
Me da pena estar así, no me gusta y no consigo hacer que cambie, pero realmente necesito que estés bien, ya hasta lo necesito yo.

Un abrazo Eva.

Te quiero.

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