jueves
Es tremendamente injusto jugar con mi corazón, porque yo te amaré, te honraré, te obedeceré y te fastidiaré un poco con devoción sincera. ¿Por qué dar alas a un amor así si no tienes la intención de corresponderlo con el mismo ardor? Recuerda mi tenacidad... Es posible que tú no hagas más que flirtear, pero tendrás graves problemas cuando quieras dar por terminado el partido: yo no oiré el silbato. En mis sentimientos no hay nada de superficial ni trivial. Cuando llegue a poseerte, a ti o de una taza de té, es para siempre.
Es posible que no impresione a tus amigos con mi vivacidad y mi chispeante capacidad de halagarlos, pero a ti no dejaré de seducirte con mi encanto. Siempre preferiré reservar mis emociones mas profundas para la gente que sienta más próxima. Después que hayas salido con otras chicas y las hayas comparado conmigo, es posible que vuelvas corriendo hacia mi, y me pidas que te aferre otra vez. Y con fuerza.
En el trato conmigo, lo más difícil es evitar que me refugie en el caparazón impenetrable de mi soledad y mi melancolía, siempre tan a mano.
mis sentimientos son tan sensibles y tiernos que la más leve observación, hecha sin intención alguna, puede producirme una profunda herida. Es difícil saber cuando me ha vulnerado súbitamente algún significado oculto.
Y… no sé, como dato curioso te contaré que tengo mil manías rozando una compulsión. Es raro que me deshaga de trozos de hilo, botones, frascos, latas, botes de patatas, cajetillas de tabaco vacíos… Y ¿quién eres tú para decir que no sirven de nada esas cajetillas vacías, esas viejas cartas de amor o las bolsitas de té usadas? Algún día de ese imprevisible futuro, es posible que me sirvan para algo los fusibles quemados que guardo en el cajón, con los adornos de Navidad rotos. No me preguntes que empleo pienso darle a esas doscientos clips, o decentas guantes desde hace tiempo divorciados de sus parejas. "¡Ya lo encontraré, tranquila!
Para mi, todo tiene un valor sentimental, incluso los tickets del supermercado de 1996 y las viejas marionetas de cuando estuve en aquel campamento. Atesoro y guardo celosamente las cosas que tengo, y entre ellas a ti, naturalmente. Y no tanto porque sea celosa; es más que nada porque adoro, cuido y mimo aquello que es mío, entre todas esas cosas, tú también.
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